Una ojeada a unas revistas de naturaleza, me motivó para hacer una escapada de fin de semana que entrelazara la historia, el paisaje y la naturaleza. Y suerte!! una oferta por Internet me puso el Castillo para que empezará con la Historia, un hospedaje en un emblemático enclave, el Condado de Castilnovo, para comenzar el recorrido para conocer la zona.
Castillo de Castilnovo |
Llegamos a media tarde, el Castillo nos pareció una fortaleza impresionante, no fue fácil encontrar la carretera que facilita el acceso al castillo, pero una vez nos metimos en el camino de entrada, bordeado de cipreses, nos encontramos de frente con un edificio monumental rodeado de una frondosa arboleda.
El Castillo de Castilnovo fue declarado Monumento de Interés Cultural en junio de 1931.
Antiguo Patio de Armas utilizado ahora como terraza de verano |
El origen del castillo es incierto, algunos investigadores lo atribuyen a Abderraman I, en el siglo VIII, otros investigadores lo atribuyen a Almanzor en el siglo X. Realmente no se ha podido comprobar bien hasta ahora, por no quedar restos que puedan atestiguarlo. Lo que se sabe es que alojó a los reyes de Aragón, Fernando I y Leonor. Posteriormente Juan II hizo entrega del mismo a Álvaro de Luna. A la muerte de éste, Enrique IV entregó Castilnovo a Juan Pacheco.
Fernando el Católico, adquiere el Castillo junto con una gran extensión de terreno a su alrededor, creando posteriormente el Condado de Castilnovo, para ser cedido como dote a su nieta.
Y así posteriormente, con una historia muy interesante e innumerables personajes,... hasta llegar a nuestros días, que es propiedad de una asociación hispano-mexicana, y lo gestionaba como un hotel y salones para eventos.
Momentos de relax en el patio del castillo |
Patio central y zona de estar |
En la soledad del Castillo |
Vistas desde las habitaciones |
Pedraza
Después de hospedarnos en el Castillo (extrañamente sólo habían ocupadas dos habitaciones), nos dirigimos a conocer Pedraza al atardecer, en esas horas, sobre todo en primavera y verano, el cielo, el paisaje y las ciudades tienen una luz azulada muy especial, y así de paso podríamos fotografiar con tranquilidad. El plan era buscar algún restaurante del casco antiguo para cenar en alguna terraza y poder hacer un paseo nocturno. Del Castillo de Castilnovo a Pedraza hay unos 20 km.
Nos habían hablado mucho de Pedraza, sobre todo de las noches de las velas en los dos primeros fines de semana de julio, y lo buscamos por Internet, realmente impresionante las imágenes que encontramos!!! ... (lo dejaremos para una siguiente escapada). De todas formas, en cualquier época tendrá su encanto, ya que, todo el conjunto urbano conserva el encanto de un antiguo pueblo castellano, y desde luego que nos pareció así.
Nos dirigimos primero al Castillo de Pedraza, y después entramos al pueblo por la Puerta de la Villa, único acceso, cuyo origen se remonta al siglo XI y que conserva el escudo del antiguo "señor de Pedraza, Iñigo Fernández de Velasco". Paseamos, dejándonos llevar por las callejuelas, para poder descubrir el auténtico ambiente que esconden las piedras. En verano se nota que vuelve a estar al cien por cien el pueblo, y el ambiente en la plaza era encantador.
Cenamos en la Plaza Mayor, en el Yantar de Pedraza, buena comida y un precio razonable, con el buen tiempo, poder disfrutar de la noche tranquilamente y dar un paseo rodeada de jazmines, buganvillas y geranios se convierte en una experiencia muy recomendable para recargar "pilas".
Castillo de Pedraza |
Plaza Mayor de Pedraza al atardecer |
En la Plaza Mayor los vecinos se animan en las terrazas, con el buen tiempo |
Pedraza iluminada y tranquila al anochecer |
Entre soportales y arcos |
Villa de Sepúlveda
Vista panorámica de la Villa de Sepúlveda |
Vista de Sepúlveda desde el Mirador de Zuloaga |
Desde 1951, Sepúlveda está declarada Conjunto Histórico-Artístico.
"Sepúlveda es conocida como la Villa de las Siete Puertas. Ciudad fortificada durante la Edad Media, aún conserva tramos de su muralla datada del siglo X, destacando los de la Barbacana y el Postiguillo, entre sus puertas sobresalen la del Azogue o Ecce Homo, la de la Fuerza, o la del Río considerada la principal de la Villa."
Al llegar a Sepúlveda, rápidamente te das cuenta de la importancia de la Villa, sus edificios, su patrimonio y la ubicación tan estratégica que tiene, en un cerro entre dos ríos, el río Duratón y el río Caslilla. En su término se encuentra el Parque Natural de las Hoces del Duratón.
La primeva visita que podría ser interesante es la oficina de turismo, está en la antigua cárcel de la villa (Plaza del Trigo, 6 enfrente del Ayuntamiento), las visitas guiadas que proponen ayudan a tener una primera impresión sobre la historia y el patrimonio de Sepúlveda. También son interesantes la información sobre rutas y deportes que se pueden practicar.
Luego fuimos al Centro de Interpretación de las Hoces del Duratón (Casa del Parque) donde cogimos toda la información para poder aprovechar la excursión al máximo.
La gastronomía es punto y aparte, se come de maravilla. Lo típico es el lechazo asado al horno de leña, acompañado de un buen vino de la Ribera del Duero y de unos postres exquisitos. El pan de hogaza de Sepúlveda también vale la pena probarlo. El tapeo para probar los productos típicos, se encuentra entre sus atractivos, en la plaza hay mucha oferta de bares que ofrecen tapas en las terrazas.
Villa medieval de Sepúlveda |
Centro de Interpretación de las Hoces del Duratón |
Murciélagos |
Explicación del hábitat de las aves rapaces |
Parque Natural de las Hoces del Duratón
El Parque Natural de las Hoces del Duratón fue declarado Parque Natural el 27 de junio de 1989 por sus valores paisajísticos y la importancia de sus ecosistemas naturales. La colonia de buitres leonados establecida en el área protegida está considerada como la mayor de la parte norte peninsular y se ha convertido en uno de sus principales atractivos.
El cañón que se ha ido haciendo a su paso del río Duratón, afluente del río Duero, excavando en una zona de roca caliza, entre las localidades de Sepúlveda y Burgomillodo. El paisaje es espectacular, el río Duratón discurre durante 27 km. encajonado en un cañón trazando meandros con unas paredes altísimas, de en algunos puntos hasta 100 mts. de altura.
La riqueza de sus ecosistemas naturales consigue deslumbrar al visitante, la parte alta abundan los bosques de sabinas y enebros, el fondo, con su embalse tiene una riqueza propia de sauces, chopos y alisos, y en los cortados rocosos la vegetación adaptada a la escasez, todo el conjunto, con su riqueza en flora y fauna, te hace preguntar sobre el origen y el paso del tiempo.
"Dentro del Parque Natural hay varios monumentos de interés. Destacan la ermita de San Frutos, que se sitúa en un espolón sobre las hoces, y el Monasterios de Nuestra Señora de los Ángeles en el fondo del cañón. También son relevantes las ruinas de la ermita visigótica excavada en la roca de San Julián y la cueva de los Siete Altares."
Una excursión de todo el día sería lo recomendable, (desde el centro de interpretación se organizan rutas con guías para grupos y escolares) pero lo que no os podéis perder es la visita a la Ermita de San Frutos. Se accede a ella por un camino, una grieta, conocida como La Cuchillada, que según la tradición fue abierta por San Frutos con su bastón para detener a los sarracenos..., podéis buscar similitudes (..) Entre la grieta y la Ermita están los restos de un Monasterio Benedictino. Toda la zona es impresionante.
Vista de las Hoces del Duratón |
Mapa del Parque Natural de las Hoces del Duratón |
Vista del cañón que hace el río Duratón |
Mapa de la Ruta con las variedades vegetales |
Para saber más:
http://a-segovia.com/http://gal-jones.com/2011/04/11/hoces-del-duraton/
http://www.elpregonerodesepulveda.es/index.php/hoces-del-duraton
Desde las Hoces podemos contemplar cantidad de aves rapaces |
Buitre leonado, una de las especies protegidas |
Uno de los meandros del río Duratón |
A lo lejos, la Ermita de San Frutos |
Una naturaleza excepcional |
El paraguas, una buena opción para protegerse |
Ermita de San Frutos |
Después de recorrer todo el sendero que nos llevaba a la Ermita de San Frutos, bajo un sol abrasador, decidimos bajar al río, refrescarnos, y hacer un picnic. La escena era bucólica, la tranquilidad, el ruido del agua y los pájaros nos acompañaron en una pequeña siesta bajo los arboles.
Desde luego, la escapada de fin de semana, al encuentro con la naturaleza y la historia, recomendable cien por cien, resultó muy relajante y enriquecedora.
La Villa de Sepúlveda anocheciendo |
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